Desarrollo psicológico del niño de 1 a 2 años

15.04.2018

Este período está básicamente orientado a establecer relaciones con el mundo exterior. El niño se adapta a situaciones nuevas, no sólo utilizando esquemas ya adquiridos, sino buscando y encontrando medios nuevos. Inicia la conquista de su autonomía, manteniéndose de pie y dando sus primeros pasos, cada vez con mayor seguridad. Es aconsejable preparar el espacio para sus avances evitando los peligros, de modo de evitar al máximo el uso de prohibiciones innecesarias que sólo conseguirán reprimir su natural curiosidad. También a esta edad comienza a interiorizar ciertas prohibiciones, motivo por el cual interesa que éstas sean pocas, fundamentales y permanentes, lo que le dará seguridad y confianza, ayudándole a estructurar sus pautas de comportamiento.

Se observan enormes progresos de control y dominio general del cuerpo. Alrededor del año y medio, complejiza sus habilidades en el andar: lo hace hacia atrás, pisa pequeños objetos del suelo y otras acciones similares. Sólo cuando el andar se haya automatizado, dejará de ser interesante como tal para él. El andar va a permitir al niño orientarse en el espacio, conocer más y mejor los objetos de su alcance y manipular mucho más.

A esta edad, aprenderá la función que tiene cada objeto, que es lo que se conoce como "actividad objetal", vale decir, le dará a cada objeto, el uso que le corresponde. Asimismo, el lenguaje se irá desarrollando de forma importante, sobre todo a partir del año y medio. Es crucial que el niño vaya ejercitando este aprendizaje con un adulto, para lo cual se puede aprovechar su creciente interés por los cuentos. De esta manera, el niño irá perfeccionando la comprensión del lenguaje, y desarrollando el suyo propio. Es importante destacar que en este período existe un desfase entre la comprensión y la producción del mismo, ya que la primera está más avanzada que la segunda. Si más allá de los dieciocho meses, no se ha producido la emisión de la primera palabra, será necesario consultar a un especialista infantil.

En el segundo año se consolida la actitud del niño ante la limpieza, ya que se produce, a finales de éste, el control de los esfínteres. Para ello y para que esa actitud sea positiva, se le debe facilitar el juego con elementos tales como arena, barro y agua, dejándole libertad de exploración. No se le deben imponer hábitos de limpieza, sino que ayudarle para que éstos se vayan formando.

En esta etapa el niño va a mostrar mucha avidez e inquietud por conocerlo todo, y su curiosidad le llevará también a explorar diferentes partes de su cuerpo. Es alrededor de los 2 años que surge el "no" como organizador de la conducta. Es la etapa de la negación frente a todo, y también ante la comida: ello puede convertir el momento de comer en un acto realmente difícil. Ha de tenerse presente que el "tocar" es, especialmente en estos momentos, una necesidad normal en su desarrollo, y la comida quedará también incluida en este sentido. Por lo mismo, se debe intentar, en lo posible, ser permisivo en este sentido.

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