Desarrollo psicológico del niño de 4 a 5 años

15.04.2018

El niño de esta edad sigue disfrutando con las actividades físicas, tales como trepar, columpiarse, deslizarse, además de otras similares, y aunque su juego es todo movimiento, lo combina con actividades más tranquilas. Es capaz de dedicar más tiempo continuado a una sola tarea. Asimismo, muestra mayor autonomía, tanto a nivel motriz como afectivo. Va perfeccionando poco a poco su habilidad manual o motricidad fina. Lenguaje y memoria también se desarrollan mucho a esta edad. En el lenguaje apenas comete errores, acercándose casi totalmente al lenguaje adulto. Si éstos se detectan deberían ser signo de alarma y motivo de consulta con el especialista infantil. No debe abandonarse la evolución del trastorno al azar; es conveniente reeducar el lenguaje del niño antes de que se inicie en el aprendizaje de la lecto-escritura, lo contrario agravaría su problema. En cuanto a la memoria, no olvidemos que retendrá siempre con más facilidad aquello que sea de su interés y ahora lo hará claramente.

Sus juegos reflejan la gran imaginación que tiene, llegando a confundir lo real con lo irreal. También demuestran claramente lo que llamamos "juego simbólico", es decir, aquel en el que el niño asigna a cada objeto o juguete de su actividad un papel o rol. Es a través de este juego que el niño expresa sus conflictos internos, sus deseos y miedos, por lo que observar este tipo de juego puede ser de gran ayuda para conocer cómo vive el niño lo que ocurre a su alrededor. Por lo general, a los niños de esta edad les cuesta compartir sus juguetes con otros niños, y necesitan llevarlos consigo adonde vayan. Son muy sociables; y aun cuando realicen una actividad individual junto a otro niño, suele ir conversando con aquel. Son muy habladores y preguntones: de esta edad suelen ser los más famosos e inacabables "por qué", que se han iniciado el año anterior

Los temores que pueden llegar a sentir de forma más acusada suelen ser producto de su imaginación. Demuestra sus miedos, los que suelen ser específicos: miedo a la oscuridad, a los animales, a los truenos, etc. Hay una gran necesidad de afirmarse como persona: ahora es capaz de imitar a los adultos en muchas cosas. La identificación con éstos va a ser fundamental en su evolución. Generalmente, se identificará con el progenitor del mismo sexo, lo cual le ayudará a aceptar el suyo propio. Si faltase dicho progenitor debería fomentarse la identificación con otro adulto del mismo sexo que el niño. Otras identificaciones complementarias, con hermanos, abuelos, maestros y otros contribuirán a acabar de perfilar las características del niño. Son estas últimas las que explican la diversidad de caracteres entre hermanos.

Alrededor de los 4 años, el niño descubre de forma natural la diferencia anatómica entre los diferentes sexos, lo que se convierte en uno de sus principales intereses. Intentará verificar cada vez que le sea posible esas diferencias, tanto con otros niños como con sus padres, por lo que es algo completamente natural el hacerlo. En el dibujo de la figura humana, es capaz de representar aquellas partes del cuerpo que conoce bien, y a medida que va conociendo más, va completando su dibujo.

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