Desordenes en la conducta
Constituyen un grupo complicado de problemas emocionales y del comportamiento. En general, los niños y adolescentes que sufren de ellos tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse de manera socialmente aceptable, por lo que otros niños, los adultos y las instituciones sociales suelen considerarles "malos" o delincuentes en lugar de enfermos mentales. Pueden manifestar algunos de los siguientes problemas del comportamiento:
Agresión hacia las personas y los animales: Acosan, intimidan o amenazan a los demás, a menudo inician peleas físicas, han usado un arma que puede causar daño físico serio a otros (por ejemplo: palos, ladrillos, botellas rotas, cuchillos o revólveres), son físicamente crueles con las personas o los animales, roban a sus víctimas mientras las confrontan (asalto), obligan a otros a llevar a cabo una determinada actividad sexual, etc.
Destrucción de la propiedad: Deliberadamente prenden fuegos con la intención de causar daño o destruyen la propiedad de otros.
Engaños, mentiras o robos: Fuerzan la entrada en edificios, casas o automóviles de otros, mienten para que les den las cosas, para obtener favores o para evitar las obligaciones, roban artículos sin confrontar a la víctima.
Violación seria a las reglas: Se quedan la noche fuera de casa aún pese a la objeción de sus padres, se escapan de la casa, dejan de asistir a la escuela cuando les parece, etc.
Muchos niños que exhiben este tipo de conducta desordenada pueden tener condiciones coexistentes tales como desórdenes del humor, ansiedad, abuso de substancias, problemas con el aprendizaje, o pensamientos desordenados, los cuales también deben ser tratados. Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de los desórdenes de la conducta, incluyendo un daño al cerebro, el haber sufrido abuso, vulnerabilidad genética, el fracaso escolar y las experiencias traumáticas de la vida.